«El niño, con su enorme potencial físico e intelectual, es un milagro frente a nosotros. Este hecho debe ser transmitido a todos los padres, educadores y personas interesadas en niños, porque la educación desde el comienzo de la vida podría cambiar verdaderamente el presente y futuro de la sociedad. Tenemos que tener claro, eso sí, que el desarrollo del potencial humano no está determinado por nosotros. Solo podemos servir al desarrollo del niño, pues este se realiza en un espacio en el que hay leyes que rigen el funcionamiento de cada ser humano y cada desarrollo tiene que estar en armonía con todo el mundo que nos rodea y con todo el universo».
María Montessori
Al surgir de la propia manifestación infantil, este método se funda en las leyes de la vida misma. El niño, a través de su hacer y decir determinan las características de la metodología a utilizar; este fue el punto de partida de su fundadora.
La doctora Montessori, fundadora del método o pedagogía que lleva su nombre, decidió crear un espacio formativo brindando al niño la libertad necesaria para expresarse y crecer de una manera diferente, más natural y a la vez más orientada.
Se puede concluir que el método Montessori es un método basado en el principio de libertad en un medio preparado.
El método Montessori se basa en las características generales de la vida comunes a todos los organismos, y que durará tanto como dure la vida misma.
La universalidad de sus presupuestos teóricos ha permitido su adaptación exitosa en todo el mundo, sin limitación de raza, cultura, lengua, religión o localización geográfica.
El niño se encuentra en un estado de transformación continua e intensa tanto corporal como mental, mientras que el adulto ha alcanzado la norma de la especie.